Bolas chinas para ellas y bolas de masaje anal tántrico para él, ambas consideradas juguetes sexuales. Las bolas para los hombres no son más que una variante más de las famosas bolas chinas con la única particularidad y diferencia que las bolas chinas estimulan la vagina y las otras estimulan la zona anal. Ideal para ellos
Fuera tópicos, fuera vergüenzas y fuera tabúes al igual que las mujeres encuentran una experiencia sublime con las bolas chinas, los hombres ahora también pueden gozar de su sexualidad en privado con este juguete más que erótico y de hecho, uno de los más utilizados en lo que se refiere a juegos anales. Está cada vez más en auge gracias a su fácil utilización y a sus grandes resultados.
El hombre puede experimentar tal estimulación, jamás encontrada en muchos casos, que le puede provocar un orgasmo casi de inmediato. La idea de estas novedosas bolas es estimular, de manera progresiva, el ano y, como consecuencia de ello, dar agradables masajes prostáticos. No importa que seas un iniciado en el tema, todos lo son algún día pero una vez te encuentres inmerso en esta sensación de placer y bienestar, no perderás de vista a tus más íntimas amigas.
En qué consisten
Como bien indica su nombre son «Bolas», en plural, puesto que dicho juguete masculino está compuesto de varias bolas, pueden ser 3, 4 o incluso 5. Éstas van unidas por una cuerda o goma para llevar a cabo su función que no es más que dar un placer inigualable, tras haberlas introducido una a una y posteriormente, extraerlas.
Cómo se utilizan
Su funcionamiento es evidente y de lo más simple. Tan sólo hay que introducirlas poco a poco por el ano, de tal manera, que el hombre queda penetrado analmente con las bolas. En cuestión de segundos, notará un leve masaje en la zona prostática que irá aumentando a medida que se mueva y que ellas vayan adaptándose a la zona. Lo mejor que el hombre puede encontrar en ellas es la estimulación del punto G masculino, para muchos un gran desconocido hasta entonces, que como más tarde sabrá, se encuentra justo detrás de la próstata, sobre la pared más cercana al ano.
El placer que produce este hecho no es comparable con ninguna otra práctica sexual. La prueba está en que incluso estimulando de forma manual la zona del punto G de él, no se alcanza el orgasmo que las bolas consiguen en poco tiempo y de una manera casi mágica. Dependiendo de cómo sean los estímulos, así son los orgasmos y en este caso, queda científicamente probado.
Al tratarse de una penetración anal, lo más recomendable es realizarla con suma paciencia, cuidado y suavidad ya que al ser la primera vez puede resultar algo incómodo pero a medida que su práctica sea más habitual, el hombre lo podrá experimentar con gran rapidez y más entusiasmo. Eso sí, si la penetración es complicada, siempre existe la posibilidad de utilizar lubricantes que facilitan la labor.
Nunca olvides extraerlas poco a poco, de una en una, sin tirar demasiado rápido y bruscamente para evitar romper la cuerda que las mantiene unidas. Porque sexo seguro es buen sexo tanto sólo como acompañado.