Un antifaz en tus juegos eróticos

¿Has probado alguna vez la sensación de sentir, tocar, besar, oler y hablar con tu pareja sexual sin poder ver? Es una forma muy especial de agudizar los sentidos y conseguir sentir cosas que de otra forma no serías capaz, además de ser original, divertido y muy placentero. No te imagines cómo sería hacer el amor con los ojos cerrados, directamente incorpora un antifaz en tus juegos eróticos y déjate llevar por la lujuria y la pasión que te barren en estos momentos.

Muchas parejas ya lo hacen, es muy habitual y engancha. Lo normal es que no aguantes mucho tiempo con los ojos cerrados, por eso, lo más recomendable es que utilices un antifaz especial para tus juegos sexuales y descubras el nuevo mundo que hay detrás de la oscuridad. Con los ojos tapados no sabrás dónde te van a besar, ni dónde te van a acariciar, no sabrás absolutamente nada y esta máxima expresión del cuerpo se traduce en emoción, excitación, placer absoluto y pérdida total de control. Piensa que estás exponiendo a tu cuerpo al estado más natural que existe, que es primario, sin poder juzgar nada de lo que “ves” porque no lo puedes hacer y de esta manera, notarás la enorme fuerza que adquieren para ti otros sentidos, sobre todo, el tacto y el olor. Lo ideal sería que el antifaz fuese negro para no dejar ver nada al trasluz, a ser posible, de cuero simulado que proporciona un toque más fetichista, y mayor comodidad.

¿Por qué el olor? Porque por tu olor, la otra persona podrá deducir la parte del su cuerpo por la que le vas a sorprender. ¿Y por qué el tacto? Porque por el tacto podrás descubrir nuevas sensaciones de las que la vista te priva. Hacer sexo de esta manera puede llegar incluso a ser una experiencia orgásmica sin necesidad de llegar al coito. De hecho, muchas parejas han descubierto con el antifaz la manera de jugar con el sexo durante horas sin cansarse y con un nivel de satisfacción muy elevado.

Es un juego en igualdad de condiciones para los miembros del juego, ya sean dos o más porque todos conocen las percepciones que el otro puede estar sintiendo. No hay nada más cómplice en una pareja que experimentar de forma conjunta una misma sensación por primera vez. Así, ninguno de los dos sabe lo que van a besarle, tocarle o acariciarle y, al mismo tiempo, tampoco va directo a una parte del cuerpo de la otra persona, sino que más bien va palpando diferentes zonas como un invidente en estado puro haría.

El sexo es divertido y placentero pero añadir nuevos valores que incrementen su sentido y su originalidad es mucho mejor. No hay que ser muy “raro” para probar cosas nuevas y mucho menos algo que tan sólo aporta beneficios como es el caso de practicar sexo a ciegas.

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